miércoles, 1 de agosto de 2012


Aprender a hablar: 10 claves para ayudar a tu hijo  

                                              

Alrededor del año los niños empiezan a decir sus primeras palabras. Papá y mamá podemos ayudarle, con nuestra forma de dirigirnos al niño, para que aprender a hablar le resulte más fácil. Te damos diez pautas que no fallan para el desarrollo del lenguaje infantil.

Cómo ayudar a tu hijo a aprender a hablar

1.   Dejarle espacio para la iniciativa.Cuando el niño intente decirnos algo, no adelantarnos: "¿La mesa, la silla, el plato, la cuchara?", pregunta sin descanso el padre de Héctor cuando este señala hacia la mesa e intenta decir algo. Cuando Laura señala la manzana su mamá no debería apresurarse a dársela. Si le deja tiempo, Laura hará el esfuerzo y dirá "nana" o "mame".
2.   Respetar los silencios, porque si le hablamos sin parar, el niño no desarrollará los turnos de palabra, y además podemos crearle mucha ansiedad. Cuando alguien se acerca a él y le pregunta: "¿Qué te han traído los Reyes?", no debemos responder en su lugar. Si no responde, respetemos su silencio, y si dice cualquier cosa, ahí queda.
3.   Ajustar el lenguaje cuando nos dirigimos al niño: eso no quiere decir, ni mucho menos, que le hablemos como si no se enterara. Pero sí podemos escoger frases y palabras más sencillas. Cuando hablemos con los demás, utilizaremos el lenguaje habitual, aunque él esté delante.
4.   Hacer correcciones indirectas, es decir: si dice "guau" por perro, confirmar: "Sí, es un perro". No debemos corregirle nunca directamente, ni intentar que repita las cosas como las decimos. Nosotros le ofrecemos ejemplos y ellos los copian, pero cada uno aprende sus primeras palabras a su propio ritmo.
5.   Aplicar la "expansión": cuando aún dice frases de una o dos palabras, añadir siempre al menos una más. "Papá", dice Javi. "Qué alto es papá", corrobora mamá. "Guau core", afirma luego el pequeño. "Sí, el perro corre rápido". Podemos hacer más o menos hincapié en algunas palabras.
6.   Valorar todos sus logros muy positivamente.
7.   Crear preguntas de elección: "¿Quieres jugar al puzle o a los animales?", para ayudarle a nombrar las cosas. Está claro que para que adquiera la estructura de la pregunta hay que hacerle preguntas.
8.   Cantar con ellos: les resulta más sencillo recordar las palabras ligadas a un ritmo musical, sobre todo porque se divierten. Y a esta edad solo aprenden lo que necesitan, les gusta o divierte. Si aún no han empezado a hablar, las canciones infantiles están cargadas de onomatopeyas ("en el coche de papá...") que repiten encantados.
9.   Adecuar el entorno, dejarles espacio para jugar, cogerlo todo y dar rienda suelta a su iniciativa. El desarrollo de la psicomotricidad les ayudará a la adquisición del lenguaje.
10.               Contarle cuentos. Imprescindible No ha sido casualidad que nuestro hijo haya llegado hasta su primera palabra, y después más y más... Si ha hablado es que nosotros hemos hablado antes con él. Cuando el niño intenta comunicarse y no hay respuesta, disminuye su deseo de comunicarse con el mundo; tendrá dificultades para aprender a hablar. Lo que le empuja a adquirir el lenguaje es el deseo de hablar con nosotros. Así, en apenas un año, ese pequeño llorón será capaz de hablar, una habilidad que a nuestra especie le costó adquirir cientos de millones de años.


LOS CELOS ENTRE HERMANOS
Los celos son manifestaciones normales y una etapa por la que han de pasar los niños que tienen hermanos, ya que los niños quieren tener la máxima atención de sus padres. Los padres no deben preocuparse, por tanto, ante la aparición de conductas celosas. Muchas de ellas se pueden prevenir, y siempre se podrá ayudar al niño a asumir sus sentimientos.
Las siguientes orientaciones ayudarán a los padres a afrontar esta situación:
-Escuchar al niño, permitiendo la expresión de sus emociones. Hacerle ver que se le comprende aunque también le digamos que sus sentimientos son exagerados.
-Ignorar las conductas inadecuadas, no centrarse especialmente en ellas. Es preferible eso a regañarle muy a menudo, ya que esto podría reforzar su idea de que ha perdido el cariño de sus padres.
-Estar atentos para reforzar las mínimas conductas adecuadas. En una época en que el niño busca la atención de los mayores, será mejor que lo haga por lo adecuado, con lo que también mejorará su autoestima.
-Darle pequeñas responsabilidades en el cuidado del hermano pequeño.
-Favorecer el contacto con sus iguales. Además de las ventajas de la socialización, podrá salir en algunos momentos de la situación que le crea malestar.
-Aceptar las regresiones (volver al chupete, hacerse pis en la cama…) como manifestaciones normales del conflicto que le supone al niño. Se puede jugar con él a que le cuidamos como cuando era pequeño.
-Aceptar también las expresiones negativas que el niño desarrolla (rabietas, dependencia, etc.)
-Pasar momentos exclusivamente con el niño, participando en sus juegos y entretenimientos, que note que le queremos y le escuchamos.
-Hablarle de cómo te llevabas con tus hermanos cuando eras pequeño le puede servir para entender mejor su situación actual.
-Permitirles y enseñarles a resolver los conflictos entre los hermanos. Cuando tienen un conflicto es tarea de los niños el ponerse de acuerdo. No meterse en sus chismes, sino decirles: ‘para jugar juntos debéis poneros de acuerdo’. Si no consiguen resolver el conflicto, no darle la razón sólo a uno de ellos, sino tratarlos por igual.
-Cuando el niño pequeño molesta o rompe cosas del mayor, no disculparle porque es pequeño, enseñarle a asumir también su responsabilidad.
-No hay que olvidar que las reglas y los privilegios no pueden ser igual para todos los hermanos, sino en función de la edad de los niños. Así, un niño mayor puede acostarse más tarde, pero también asumir en alguna tarea mayor responsabilidad.
-Evitar hacer comparaciones entre los hijos, hacerles ver que son únicos e irrepetibles.
-Fomentar actitudes de cooperación y solidaridad entre todos los miembros de la familia (ayudarse mutuamente, colaborar en las tareas de la casa, jugar todos juntos, etc.).
-Es bueno preparar al niño ante la llegada de un hermanito. Aunque esto no evita los celos, puede disminuirlos, sobre todo si desde antes del nacimiento se le va haciendo ver que a él se le seguirá queriendo igual. Hay que tener en cuenta que a menor diferencia de edad entre los hermanos, el niño mayor va a notar más el cambio. Cuando hay una diferencia de más de tres años, el hermano mayor pasa menos tiempo en casa, con lo que el cambio será menos acusado.
-Darle pequeñas responsabilidades en las tareas de acogida, de modo que con la cooperación disminuya la rivalidad.
-Tras el nacimiento, cambiar lo menos posible las rutinas del niño mayor y no alejarlo de la madre.
-Vigilar inicialmente como se comporta con el recién nacido, para evitar posibles conductas agresivas.