martes, 15 de enero de 2013

Ayudas para alumnos con necesidad específica de apoyo educativo 2012-2013

 
Es una satisfacción muy grande para mí anunciaros que de las 20 becas solicitadas solamente 1 fue denegada por altos ingresos. Enhorabuena a todos y que el trabajo que se va a realizar en los gabinetes sea de mucho provecho  para vuestros hijos.
 
Un saludo:
 
Dpto de Orientación 

martes, 8 de enero de 2013

Tratamiento para el déficit de atención e hiperactividad

Tratamiento psicológico y farmacológico de la hiperactividad en niños

 
El TDAH es un problema principlamente de origen genético en el que existe una alteración que bloquea la capacidad de planificar una acción, mantener una acción con un objetivo, y dereducir las distracciones para enfocar la atención en la parte importante de lo que estamos haciendo. Al no funcionar adecuadamente en niños con TDAH, tienen síntomas de hiperactividad motora, impulsividad, e inatención.
 
El TDAH es un problema serio y debe ser tratado por un equipo de especialistas con experiencia en el tratamiento de niños con problemas psiquiátricos y del comportamiento, y con posibilidad de coordinar los recursos en el colegio, y apoyar a los padres.
Tratamiento de la hiperactividad

Tratamiento para el déficit de atención

 
El tratamiento implica varios tipos de psicoterapia:
  1. Psicoeducación y entrenamiento a los padres para controlar el comportamiento del niño, para prevenir y anticipar las reacciones explosivas
  2. Terapia familiar e individual que reduce el stress en la familia debido a la enfermedad del niño
  3. Apoyo en el colegio en las áreas donde el niño está más necesitado.
A los padres se les entrena para que puedan priorizar los comportamientos que quieren que el niño consiga, poniendo al principio de la lista lo importante y dejando muchas órdenes no importantes para el final (o simplemente ignorandolas). También se les entrena en reconocer los sintomas del TDAH, que no es culpa del niño y en la importancia de que el niño tome el tratamiento médico todos los días.
A nivel escolar, no es necesario disminuir la exigencia, pero hay estrategias que mejoran la eficacia del niño para obtener mejores resultados. A veces deben organizarse las tareas del niño secuencialmente, ya que él no se puede organizar sólo. Se premian y reconocen los comportamientos positivos en casa y en el colegio, con el llamado sistema de puntos.
También se enseña al niño a controlarse y monitorizar sus actividades inapropiadas, para que se vaya dando cuenta de cómo sus comportamientos interrumpen y molestan a los demás, y cómo intentar reducirlos. Además debe tenerse en cuenta que el TDAH puede estar acompañado de otros problemas psiquiátricos como depresión o ansiedad, que también requieren atención.
La comunicación entre padres, médicos (pediatra, psiquiatra infantil), psicólogos y profesores debe ser fluida y coordinada, para presentar todo el equipo una idea homogénea al niño, y que no detecte fisuras o desacuerdos en el equipo.
 

Tratamiento farmacológico para el déficit de atención o hiperactividad

 
Aunque algunas formas leves de TDAH se pueden controlar a veces con tratamiento no farmacológico, sin embargo, los estudios indican que el tratamiento más eficaz es una combinación de una medicación, psicoterapia conductual, entrenamiento a los padres y apoyo escolar.
El medicamento más utilizado para el tratamiento del TDAH es el Metilfenidato. Es un estimulante que mejoran tanto la hiperactividad como la inatención en niños con TDAH. Aunque suele tolerarse bien, como es un estimulante a veces puede producir algunos efectos secundarios generalmente leves y fácilmente reversibles bajando la dosis. Estos serían: diminución del apetito, o disminución del sueño (la última dosis no debe darse más tarde de las 4 o 5 de la tarde).
Debe tomarse todos los días, no sólo cuando hay colegio, y también en el verano, porque si no el comportamiento es malo durante los fines de semana o las vacaciones. Además los niños no sólo aprenden en el colegio, sino en cualquier situación.
La Atomoxetina es un nuevo medicamento no derivado anfetamínico eficaz en el tratamiento del TDAH. También es de primera elección en pacientes con TDAH. Su efecto positivo dura todo el día (unas 12 a 20 horas) y puede administrarse en una sola toma por la mañana. Además no tiene potencial de abuso, puede mejorar la ansiedad y no empeora los tics. Aunque es un medicamento nuevo, está muy bien estudiado y lleva varios años siendo utilizado en muchos paises (EE.UU., Gran Bretaña, Alemania, Canada, Australia...) y más de 4 millones de personas lo han tomado, sin problemas de seguridad y con eficacia, en niños, adolescentes y adultos con TDAH.
Hay otros medicamentos como antidepresivos tricíclicos (imipramina), el antidepresivo bupropion y la clonidina que también son útiles en niños que no responden o no toleran el metilfenidato, pero en general suelen mejorar más la hiperactividad y no tanto la inatención, y tienen otros efectos secundarios. Se están investigando nuevas medicaciones para tratar el TDAH. La Clínica Universidad de Navarra (Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica) está participando en estudios internacionales de nuevas medicaciones en el TDAH. Además, en el futuro habrá otras formas de presentación de las medicaciones existentes, como metilfenidato en parches cutáneos o formas en jarabe.
 
Dr. César Soutullo Esperón
Especialista en Psiquiatría de la Clínica Universitaria de Navarra

Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH): diagnóstico

 
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es uno de los problemas psiquiátricos más frecuentes en niños en edad escolar y también es frecuente en adolescentes.

 

Introducción

 
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es uno de los problemas psiquiátricos más frecuentes en niños en edad escolar y también es frecuente en adolescentes. El TDAH es un problema principlamente de origen genético en el que existe una alteración en los neurotransmisores o mensajeros de la parte frontal del cerebro. Esta parte del cerebro es la responsable de inhibir los impulsos automáticos, planificar una acción, mantener una acción con un objetivo, y reducir las distracciones para enfocar la atención en la parte importante de lo que estamos haciendo. Al no funcionar adecuadamente en niños con TDAH, tienen síntomas de hiperactividad motora, impulsividad, e inatención.
El TDAH es una de las principales razones por las que los niños son evaluados por profesionales de la salud mental. Se ha descrito desde 1865 por Hoffman y 1902 por Still. Inicialmente se llamó Disfunción (o daño) Cerebral Mínima, y desde 1950 Síndrome Hipercinético. Desde los años 1960 se describe el Síndrome del Niño Hiperactivo, y más recientemente se detectó el aspecto del déficit de Atención. En el 1980 (DSM-III) se cambia el nombre de Reacción Hipercinética de la Infancia a Trastorno por Déficit de Atención (con o sin Hiperactividad) (TDA con H, TDA sin H), poniendo más énfasis en la inatención y la impulsividad. Desde el 1994 (DSM-IV) se llama TDAH, y hay tres tipos (combinado, inatento e hiperactivo-impulsivo), segun los síntomas predominantes que presente el niño. Los estudios de prevalencia (frecuencia) no coinciden debido principalmente a diferencias importantes en terminología, definición del síndrome, y metodología; por éste motivo las prevalencias oscilan entre 2% y el 12%, aunque la cifra más aceptada entre los expertos es una prevalencia de entre el 2 y el 5%. Estudios en EE.UU. indican que la prevalencia máxima (8%) ocurre entre los 6 a 9 años de edad. El TDAH está presente en todas las zonas y culturas del mundo y es más frecuente en varones (9%) que en niñas (3,3%). El ratio niño:niña es de 4:1 para el tipo hiperactivo-impulsivo y 2:1 para el tipo inatento. Los niños con TDAH tienen problemas de atención, impulsividad (cognitiva y del comportamiento) y exceso de actividad y, debido a éstos síntomas, tienen dificultades de interacción social, problemas de comportamiento y relación en la familia y mal rendimiento escolar. Muchos de éstos niños además presentan otros problemas psiquiátricos como trastorno oposicional o negativista desafiante, trastorno de conducta (hasta el 40%), y también depresión y ansiedad. Aún está en estudio la posible relación entre algunas formas de TDAH y enfermedades del humor como la enfermedad bipolar (maniaco-depresiva.)
 

 

Origen y causas del TDAH

 
El origen del TDAH es todavía desconocido, pero se sabe que NO se produce por problemas ambientales, problemas familiares o sociales ni por alergias alimentarias. El TDAH es un trastorno altamente genético (75% de la causa es genetica) y que se origina por un problema de algunos neurotransmisores (o mensajeros) cerebrales como la dopamina y la noradrenalina. Estos neurotransmisores no funcionan correctamente en la parte frontal del cerebro, que es la encargada de la llamada función ejecutiva. Gracias al sistema ejecutivo frontal podemos empezar una acción y continuar haciéndola a pesar de las distracciones. Además podemos enfocar nuestra atención en algo concreto inhibiendo otras respuestas o ideas. También el sistema ejecutivo ayuda a hacer dos cosas a la vez sin perder el hilo. Finalmente, el sistema ejecutivo gobierna el control de la impulsividad y nos permite pensar mentalmente una accion antes de hacerla y decidir con antelación si nos interesa realizarla. Los niños con TDAH tienen dificultades en la ateción mantenida y no terminan las cosas, distrayéndose frecuentemente. También tienen problemas en concentrarse en una cosa mientras haya otras posibles distracciones. Ademas, son muy impulsivos y actúan antes de pensar las consecuencias de sus actos. Esto se debe al fallo en los neurotransmisores del area frontal que gobierna el sistema ejecutivo. Además del riesgo genético, otras posibles causas ambientales o factores de riesgo son, el uso de tabaco o alcohol por la madre durante el embarazo, gran adversidad psicosocial (pobreza, abandono, abuso...) y los problemas perinatales como bajo peso del niño al nacer o hipoxia (falta de oxigeno) en el parto. En familias donde uno de los niños tiene TDAH el riesgo para los hermanos sube del 5 % de la población general hasta un 30 al 40 %. También se eleva el riesgo si uno de los padres tiene TDAH (multiplica el riesgo por 8.)

 

Descripción Clínica

 
El DSM-IV define tres subtipos de TDAH:
  1. Tipo combinado (cumple criterios de inatención y además criterios de hiperactividad-impulsividad).
  2. Tipo predominantemente inatento
  3. Tipo predominantemente hiperactivo-impulsivo.
El tipo combinado es el que más se parece a las descripciones clásicas del niño hiperactivo. En niños el tipo combinado es el mas frecuente (80%) y luego el tipo inatento (17 %). En niñas también el tipo combinado es más frecuente, aunque menos que en niños (60%) y el tipo inatento es mas frecuente que en niños (30%). Las niñas son menos frecuentemente enviadas al médico para que las evalúe porque al ser menos hiperactivas crean menos problemas de manejo y de conducta en casa y en el colegio, por ello hay que estar atento a los síntomas en las niñas. A continuación se revisan los criterios diagnósticos (DSM-IV) del TDAH.
Las características clínicas centrales del TDAH son siete:
  1. Actividad excesiva e inapropiada sin relación a la tarea. Es una actividad molesta, sin objetivo, y fuera de su asiento, que dificulta el trabajo del niño y de otros niños en el colegio e interrumpe al profesor/a. El niño enreda mucho, es ruidoso y habla en exceso, produciendo consecuencias sociales negativas. Con el desarrollo del niño tiende a disminuir, pero queda una intranquilidad interna. Éste síntoma responde bien a medicación estimulante.
  2. Poca atención mantenida. Esto produce un trabajo escolar pobre y un mal rendimiento escolar y en los juegos (produciendo impopularidad con otros niños). La atención es variable y depende de la motivación, es peor para tareas aburridas, pero también está por debajo de lo normal en juegos. El niño se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes. También responde a medicación estimulante.
  3. Dificultad para inhibir impulsos. Dificultad para retrasar la respuesta a una señal. Es el síntoma más duradero, y puede durar hasta la edad adulta, con rendimientos académicos y sociales por debajo de su potencial debido a acciones y decisiones impulsivas. En el niño se traduce en no esperar su turno, interrumpir a otros, responder sin pensar, y tener mayor propensión a accidentes, heridas, etc. Éste síntoma mejora con estimulantes.
  4. Dificultad en llevarse bien. Suelen ser impopulares con los padres, hermanos y profesores. Tienen pocas amistades duraderas. Estos niños suelen meterse en líos y meter a otros en líos, y les es difícil ajustar su respuesta a la situación (por ejemplo: pasar de los juegos y bromas del recreo al trabajo de clase). Este síntoma también mejora con la medicación.
  5. Bajo rendimiento escolar. Tienen problemas de aprendizaje por mala organización, mala memoria secuencial, déficit en actividades psicomotrices finas y gruesas, y habilidades cognitivas improductivas.
  6. Baja autoestima. Debido a su impopularidad, a tener pocos amigos, a meterse siempre en problemas con padres, hermanos, profesores, y al mal rendimiento escolar, estos niños tienen una sensación crónica de fallar en todo y no hacer nada bien, a pesar de intentarlo.
  7. Comorbilidad (tener otros problemas además del TDAH.) Es la norma y no la excepción. Trastornos frecuentemente comórbidos con el TDAH son: trastorno oposicional-desafiante, trastorno de la conducta, trastornos de aprendizaje (verbal y no verbal), ansiedad y depresión.
Para hacer un diagnóstico no solamente se requiere la presencia de suficientes síntomas de forma persistente, sino que tienen que estar presentes en más de un ambiente de la vida del niño (casa, colegio, con amigos...) y además crear problemas importantes. Los síntomas deben estar presentes por encima de lo normal para la edad del niño. Un niño con TDAH no detectado a tiempo puede tener considerables problemas académicos, de relación familiar, de relación social, de conducta en el colegio y riesgo elevado de abuso de sustancias. En niños correctamente diagnosticados y tratados, se pueden prevenir y reconducir las complicaciones. Entre un 40 a un 60% de los niños con TDAH seguirán teniendo síntomas en la edad adulta.

Diagnóstico Diferencial

 
Hay una gran variedad de problemas médicos y psiquiátricos que pueden parecerse al TDAH; Causas médicas o físicas de problemas de atención incluyen problemas de visión o audición, epilepsia, secuelas de traumatismo craneal, enfermedad médica aguda o crónica, malnutrición, o sueño insuficiente por trastorno del sueño o problemas ambientales. Trastorno de ansiedad, o miedo real, depresión (produciendo falta de interés), o las secuelas de abuso o abandono de las necesidades del niño pueden interferir con la atención. Medicaciónes como fenobarbital o carbamacepina y drogas como alcohol, marihuana (porros), cocaina, inhalantes volatiles, etc. pueden disminuir la atención. No está claro aún, si la medicación antiasmática teofilina puede inducir síntomas de TDAH. Además, niños con distintos grados de retraso mental leve, capacidad intelectual en el límite con el retraso mental, y trastornos de aprendizaje pueden ser confundidos con el TDAH. Respecto a la hiperactividad, algunos niños en la parte alta del espectro normal de actividad pueden parecerse a niños con TDAH, o niños con un temperamento difícil. También la enfermedad bipolar de comienzo temprano se puede parecer al TDAH. Es importante que un niño con posible TDAH sea evaluado por su pediatra y si éste tienen dudas sobre el diagnóstico, debe ser evaluado por un especialista en psiquiatria infantil y adolescente. Es importante que los niños con enfermedades neurológicas, posibles trastornos específicos del aprendizaje (dislexia, discalculia, trastorno del aprendizaje no verbal, de matemáticas), o que hayan tenido problemas serios del desarrollo, sean vistos primero por un especialista en neuropediatría para descartar la presencia de enfermedades neurológicas que pueden parecer un TDAH.
 
Dr. César Soutullo Esperón
Especialista en Psiquiatría Consultor Clínico.
Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica
CLINICA UNIVERSIDAD DE NAVARRA
 

Hiperactividad y déficit de atención en los niños


Algunos lo definen como “una de esas enfermedades de moda”, otros como “la consecuencia de una educación demasiado permisiva” e, incluso, como “una etiqueta para conseguir fármacos que liberan a los padres de sus responsabilidades”. La realidad esconde, sin embargo, un problema complejo que pone a prueba la paciencia de muchas familias y que precisa de un buen tratamiento y de información consistente.

Aclarar errores

Un informe aparecido en la prestigiosa publicación British Medical Journal sugiere la necesidad de aclarar algunos aspectos básicos en torno al DAH. Estas preguntas y respuestas pueden ayudarnos a ello.
• ¿Qué es el DAH? No guarda relación con tener malos o buenos padres: escáneres cerebrales de alta tecnología revelan que es un trastorno hereditario que tiene que ver con el funcionamiento cerebral.
• ¿Es únicamente un problema de hiperactividad? No. La hiperactividad es solo una faceta del trastorno, y no todos los niños con DAH tienen ese problema concreto.
• ¿Son peligrosos los fármacos que se emplean habitualmente para el tratamiento del DAH? No. Los estimulantes como el metilfenidato (Ritalin) son una parte esencial de una combinación de tratamientos. Son muy eficaces en lo que se refiere a la mejora de la concentración y la reducción de la hiperactividad y la impulsividad. Los efectos secundarios son leves, y las últimas investigaciones revelan que las preocupaciones de algunos padres respecto a la posibilidad de que sus hijos desarrollen una adicción a los mismos o respecto a la ralentización del crecimiento corporal son infundadas.

Los síntomas

A veces es difícil trazar la línea divisoria para el diagnóstico del DAH. Una de las pistas podría ser que un tipo de comportamiento problemático concreto se convierta en problema persistente. Los síntomas más habituales son:
Falta de atención. El niño se aburre con facilidad. Pasa de un tema a otro y no acaba ninguna cosa. Tiene mala memoria de corto plazo.
Impulsividad. El niño actúa sin pensar, tiene accidentes frecuentes, no valora las consecuencias de sus actos.
Hiperactividad. El niño es inquieto, no puede estar tranquilo, ni quedarse quieto mucho tiempo en ninguna parte.
• Otros comportamientos típicos son: la insistencia (vuelve siempre sobre el mismo tema), la desorganización y el desorden, los constantes cambios de humor y de actividad, las relaciones problemáticas con otros niños y los problemas en el colegio, la extrema sensibilidad a la opinión ajena y la baja autoestima.

Problema complejo

Se conocen distintos tipos de DAH y el trastorno puede incluir problemas de lenguaje y aprendizaje. En algunos niños, puede coexistir con otros problemas psiquiátricos, como el “trastorno de oposición y desafío” y el “trastorno de conducta”, que pueden añadir más conflictos a una vida ya perturbada. Educar a un niño con DAH supone un enorme esfuerzo y desgaste personal y precisa la ayuda de especialistas y de otras personas.

Datos reales del DAH

• Uno de cada mil niños padece el trastorno en Europa.
• Los niños se ven más afectados que las niñas.
• No es consecuencia de una mala educación; sin embargo, los niños que padecen el trastorno tienen más probabilidades de tener familias problemáticas. La explicación está en que se trata de una dolencia de carácter hereditario. En muchos casos, los padres padecen el problema sin saberlo.
• Pruebas de escáner han revelado que la causa del DAH está en una pequeña disfunción cerebral que hace que el niño reciba un exceso de información que es incapaz de asimilar.
• El 60% de los niños con DAH sigue padeciendo el problema incluso cuando llega a la edad adulta.
• El tratamiento incluye técnicas conductuales, fármacos estimulantes, control del estrés y apoyo educativo. Si quieres saber más del problema, puedes conectar con otros padres en: www.anshda.org
 

Cómo diferenciar un niño nervioso de un niño hiperactivo

Diferencias entre nerviosismo e hiperactividad infantil

Muchas son las familias que en algún momento de la infancia de sus hijos se preguntan: ¿es nervioso o... tendrá hiperactividad? También son cada vez más los profesores que insisten a los padres para que realicen una consulta con un especialista, ya que observan que, entre otras conductas, el niño es muy «movido», se desmotiva rápidamente y le cuesta prestar atención.

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Cómo diferenciar un niño nervioso de un niño hiperactivo

Diferecias entre nerviosismo e hiperactividad en los niños

En el caso de los niños inquietos o nerviosos, no siempre resulta fácil la distinción entre un estado de nerviosismo como tal, un cierto grado de hiperactividad normal y un niño con un tras­torno constituido de desatención e hi­­per­­a­cti­vidad, denominado Trastorno por Déficit de Aten­ción con Hiperactividad (TDAH).
La confusión en la vida diaria entre nerviosismo y TDAH viene dada por la similitud de ciertas conductas que pueden presentar algunos ni­­ños durante la infancia, entre las que cabe des­­tacar el exceso de movimiento, la irritabilidad, la desatención, los trastornos del sueño y el llanto frecuente. Ante estas conductas, muchos padres y profesores se preguntan si su hijo o su alumno tendrá TDAH. Pero lo cierto es que muchos niños pueden mostrarse nerviosos, ser inquietos o portarse mal sin que esto quiera decir que tienen TDAH.
Si los padres lo observan más pro­fundamente, pueden encon­trar una causa probable del nerviosismo de su hijo: cambios de ambiente, problemas en sus relaciones, celos, temores, cansancio por alte­­ra­ciones en el sueño... O quizás, simple­mente, puede tratarse de un niño más inquieto dentro de una variable normal del desarrollo. Por todo ello es impor­tante observar detenidamente su día a día.

Cuándo comienza la hiperactividad

Por otra parte, si un niño presenta sola­mente en un determinado entorno algu­nas de las conductas antes citadas, por ejemplo en casa o en el colegio, es muy probable que no padezca TDAH: habrá que averiguar, entonces, si está viviendo algún problema o preocupación en uno u otro ámbito.
Otro factor que debe tenerse en cuenta para pensar en un posible TDAH es el mo­mento de aparición de dichas condu­ctas. Mientras que un niño sin TDAH puede pasar a un estado de nerviosismo de forma rápida o de forma gradual, en los niños con TDAH la aparición de muchos síntomas se ha detectado ya en la prime­ra infancia: muchos padres de niños con diagnóstico de TDAH confirman que sus hijos han sido bebés irritables, llorones, con trastornos del sueño... Hay madres que los recuerdan muy inquietos incluso durante el embarazo.
Considerando que, dentro de las variables normales del desarrollo, hay niños más nerviosos, si los padres observan, no obs­­tante, que el estado de nerviosismo del niño se prolonga e influye negativamen­te en su vida diaria, es el momento de acudir a la consulta de un psicólogo.

Qué es la hiperactividad en los niños

El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad es el trastorno neu­robio­lógico más frecuente en la infancia. Se estima que lo padece el 5% de la población infanto-juvenil. Es un síndrome caracteriza­do por la desatención, la hiper­­actividad y la impulsividad, aunque no siempre tienen que estar presentes conjuntamente, pues­to que existen distintos subtipos. Se trata de un trastorno crónico que puede cam­biar sus manifes­taciones desde la infancia hasta la edad adulta e interfiere en muchas áreas del funcionamiento normal.

Cómo se diagnostica la hiperactividad

El TDAH suele diagnosticarse en los primeros años de la enseñanza primaria, y es fundamental que sean los profesio­nales médicos (neuropediatra o psiquiatra infantil) los que realicen un diagnóstico precoz y definitivo. Durante el proceso, serán necesarias entrevistas con los pa­dres y con el niño y análisis de la in­­formación de los profesores, así como exá­menes físicos y pruebas complemen­­ta­rias para descartar otros problemas.

Síntomas de la hiperactividad

Entre los criterios diagnósticos, se pueden contemplar algunas conductas rela­­ciona­das directamente con las dificultades aten­cionales: la falta de atención suficiente a los detalles, las dificultades para mante­ner la atención en tareas o actividades lúdicas, la falta de concen­tración en ta­reas escolares (que a menudo quedan inaca­badas), el rechazo de tareas que exi­jan esfuerzo cognitivo y el extravío frecuente de objetos.
En el criterio diagnóstico para la hiperactividad-impul­sividad se contem­plan, entre otras condu­ctas, el movimiento excesivo de manos y pies, la dificultad para perma­necer en el asiento durante un rato, la necesidad imperiosa de correr o saltar en situaciones inapropiadas, la dificultad para jugar tranquilamente, ha­blar en ex­­­­­­­­­­­­­­­­­­ce­so, la emisión de respuestas antes de ha­ber terminado de oír la pregun­ta, la dificul­tad para esperar turno y la irrup­ción en las actividades de otros niños. Para establecer como diagnóstico el TDAH deben cumplirse, al menos, seis síntomas de cada criterio. Esos síntomas deben es­tar presentes, como mínimo, durante seis meses, y manifestarse en más de un en­torno. Además, algunos de los síntomas deben haber aparecido antes de los 7 años de edad.

Tratamiento para la hiperactividad

El tratamiento adecuado del TDAH debe abordarse, de forma coordinada, desde dis­­tintos campos terapéuticos: farmaco­­­­ló­gico (con la prescripción de un neurólogo o un psiquiatra), psicológico y psi­­copeda­gó­gico; teniendo siempre presente que ninguno de ellos es único ni puede susti­tuir a los demás.
 
 
María del Mar García Orgaz. Psicóloga infantil