jueves, 8 de enero de 2015

Decálogo del buen conversador

Durante su primer año de vida, el bebé ha pasado de comunicarse a través del llanto (lloraba si tenía hambre, si tenía sueño, cuando quería que le cogieras…) a hacerlo con sencillos balbuceos. A partir de ahora, sin embargo, va a empezar a comunicarse con palabras que, mejor o peor pronunciadas, son su primer gran acercamiento al lenguaje. Para favorecer este desarrollo está bien tener en cuenta este decálogo del buen conversador:
  1. Aprovecha la hora del baño. Aprovechar rutinas como la del baño para jugar con él nombrando las partes del cuerpo (“ahora vamos a lavar las manos”, “toca lavar los brazos, ¡a ver cómo los levantas!”) es una buena idea para ir enseñándole vocabulario.
  2. ¡A vestirse! Otro de los momento que podemos usar para ayudarle a aprender palabras es el desvestirse, en el que se repetirán a diario palabras. “Ahora nos ponemos los pantalones”, “estamos abrochando los botones”...
  3. Dale alimentos sólidos para fortalecer la musculatura orofacial. La introducción progresiva de alimentos sólidos es fundamental para el desarrollo de la musculatura orofacial, igual que los polos y/o helados mejoran el tono muscular de los labios y la lengua y estimulan la sensibilidad. También es bueno retirarle el chupete cuando lo indique el pediatra para que no se produzcan malformaciones en el paladar.
  4. Inclúyelo en tus conversaciones. Hablar con tu hijo siempre es buena idea, pero si además aprovechas cualquier ocasión para incluirlo en vuestras conversaciones cuando estéis hablando en familia, mejor que mejor. Es una forma de animarlo a participe en ellas.
  5. Mírale a los ojos cuando le hables. Cuando te dirijas a él con frases cortas para que te entienda, procura mirarle a los ojos para que centre su atención en lo que le dices.
  6. Haz que se interese por el maravilloso mundo del cuento. Los cuentos sirven para estimular el desarrollo del lenguaje tanto a nivel de comprensión como de expresión.
  7. Cuéntale su propio “érase una vez”. Al jugar a las marionetas o a inventaros historias que representéis con disfraces estarás estimulando el desarrollo de su lenguaje mediante el juego simbólico.
  8. Aplaude sus progresos. Los refuerzos positivos siempre son bienvenidos. Si cada vez que aprende una nueva palabra manifiestas entusiasmo y alegría, lo motivarás para que siga aprendiendo más.
  9. Corrige disimuladamente sus errores. Cuando veas que pronuncia mal una palabra o no construye correctamente una frase, respóndele en forma de pregunta repitiendo lo que ha dicho pero de forma correcta. Por ejemplo, si dice: “Me han regalado un cato”, respóndele: “¿Te han regalado un gato?”.
  10. Déjale jugar, jugar y... jugar. Los niños aprenden jugando y viviendo nuevas experiencias, así que todo lo que incluya diversión y lenguaje será un apoyo a su desarrollo lingüístico.

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